Una de las indicaciones realizadas por Hatch (2002), respecto al proceso de recoger notas de campo en observaciones cualitativas, es: Ceñirse a las palabras literales de lxs actorxs en su contexto (el setting observado). Indicación con la intención de garantizar que la información recogida sea lo más fiel y descriptiva de la realidad del setting, sus actores, y de lo que ellxs declaran y expresan.
La indicación me fue útil en un espacio muy distinto al que se refiere Hatch. En este caso, un espacio de participación en el que jóvenes estudiantes deliberan decisiones respecto a los estatutos de un consejo estudiantil. Este espacio está conformado por personas diversas, las cuales discuten en torno a conceptos específicos, sobre los cuales cada quien tiene entendimientos distintos (por su acercamiento disciplinar, por su formación personal y por sus experiencias previas).
En el contexto de este espacio de participación resultó un contratiempo la necesidad de aclaraciones repetidas por varias de las participantes. Todas ellas producto de que sus ideas y conceptualizaciones no parecían ser claras para el resto del equipo. Lo cual, desde mi observación, se debía a que cada vez que otra persona hacía referencia a dicha conceptualización usaba arreglos de palabras diferentes.
Lo que estaba sucediendo es las personas estaban reinterpretando su entendimiento de la propuesta de alguien más, por eso al referirse al respecto cambiaban palabras que parecían ser importantes en el planteamiento inicial.
Después de esa experiencia, y gracias al aprendizaje sobre cómo anotar información en campo desde la lectura de Hatch, conecté el siguiente aprendizaje hacia mis espacios de trabajo:
Es importante prestar atención a las palabras que usan otras personas, darles importancia y usarlas en ese momento de la misma manera. A esto le encuentro dos razones, ambas igual de importantes: la primera es un ejercicio de reconocimiento del intelecto y las habilidades de comunicación de las personas, y la segunda es un ejercicio de reconocimiento de su individualidad en cuanto a qué quiere expresar y cómo decide hacerlo.
En el ejemplo de esta entrada, el equipo de trabajo habría podido ser más productivo si sus participantes dieran la atención a la literalidad de las personas. Pero esta actitud no genera cambios tanto potencial si no está precedida de otras actitudes como: ofrecer/solicitar aclaraciones pertinentes, comunicación asertiva, escucha activa.
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